Aseo

Errores comunes al usar productos de limpieza y cómo evitarlos

El aseo institucional no es solo cuestión de tener los productos correctos, sino de saber usarlos bien. En muchas empresas, los errores en el uso de productos de limpieza generan consecuencias invisibles pero costosas: desde superficies dañadas hasta ambientes mal desinfectados y riesgos para la salud del personal.

A continuación, te contamos cuáles son los errores más frecuentes al utilizar productos de aseo en entornos laborales y cómo evitarlos con medidas simples y efectivas.

Usar productos sin leer la etiqueta

Este es el error más común y, a la vez, el más fácil de corregir. Cada limpiador, desinfectante o detergente tiene una composición química específica, y no todos sirven para lo mismo. Usar un producto de forma incorrecta puede reducir su eficacia o incluso poner en riesgo la salud de quien lo manipula.

Qué hacer:
Antes de aplicar cualquier producto, revisa su etiqueta o ficha técnica. Asegúrate de conocer sus usos recomendados, concentraciones, tiempo de acción y si requiere enjuague. Capacita a tu personal de limpieza para que identifiquen los símbolos de advertencia y las instrucciones de seguridad.

Mezclar productos pensando que será más eficaz

Es un mito peligroso. Mezclar productos de limpieza, como cloro y desinfectantes amoniacales, no solo no mejora la limpieza, sino que puede liberar gases tóxicos dañinos para la salud.

Qué hacer:
Nunca mezcles productos químicos. Usa uno a la vez, siguiendo sus instrucciones. Si necesitas combinar funciones (por ejemplo, desinfección y aromatización), busca productos formulados para eso o consulta con un proveedor especializado.

Aplicar productos directamente sobre superficies delicadas

Muchos pisos, escritorios, muebles y pantallas se dañan por el uso directo de productos abrasivos. Aplicar un limpiador fuerte sobre una superficie delicada puede dejar manchas, opacar acabados o deteriorar materiales.

Qué hacer:
Diluir correctamente es clave. Usa paños humedecidos, no saturados, y evita aplicar el producto directamente. Además, verifica que el limpiador sea apto para el tipo de superficie: hay diferencias importantes entre limpiar acero inoxidable, madera lacada o vidrio.

Usar siempre la misma cantidad, sin importar el nivel de suciedad

El exceso de producto no mejora la limpieza. Al contrario: puede dejar residuos pegajosos, atraer más suciedad o volver resbalosas las superficies. También implica un gasto innecesario.

Qué hacer:
Ajusta las dosis según el nivel de suciedad, el tipo de superficie y la ventilación del espacio. Usa medidores o dispensadores calibrados para evitar el desperdicio. Un protocolo de limpieza bien estructurado puede mejorar la eficacia y reducir el consumo.

No usar elementos de protección personal

Los guantes, gafas o mascarillas no son opcionales al manipular ciertos productos. El contacto frecuente con agentes químicos puede irritar la piel, causar alergias o, en casos extremos, intoxicaciones.

Qué hacer:
Asegura que el personal de limpieza use el equipo de protección adecuado. Además, ten a la mano las hojas de seguridad de cada producto y forma al equipo sobre primeros auxilios básicos ante incidentes con químicos.

Ignorar el tiempo de acción de los desinfectantes

Una limpieza superficial no es igual a una desinfección efectiva. Muchos desinfectantes requieren un tiempo mínimo de contacto para eliminar bacterias, virus u hongos. Aplicarlos y retirarlos de inmediato anula su función.

Qué hacer:
Lee en la etiqueta cuánto tiempo debe actuar el producto antes de retirarlo. Organiza la limpieza en función de esos tiempos y asegúrate de que no se interrumpa antes de lo recomendado.

Usar implementos inadecuados o en mal estado

Traperos muy desgastados, esponjas sucias o paños contaminados arruinan el proceso de limpieza y esparcen gérmenes. Además, los implementos de mala calidad no rinden bien y requieren mayor esfuerzo físico.

Qué hacer:
Invierte en implementos duraderos y de buena calidad. Define colores por zonas (por ejemplo, rojo para baños, azul para escritorios) para evitar la contaminación cruzada. Y realiza un control regular del estado del material.

No tener un sistema de almacenamiento organizado

Almacenar productos de aseo sin orden puede derivar en derrames, mezclas accidentales o pérdida de productos por vencimiento. Además, complica la identificación rápida de lo que se necesita.

Qué hacer:
Organiza los productos por tipo y frecuencia de uso. Mantén todo en lugares ventilados, seguros y con etiquetas visibles. Un inventario básico, aunque sea manual, también ayuda a evitar compras innecesarias.

¿Por qué estos errores importan?

Porque afectan directamente la salud del personal, el estado de las instalaciones y el presupuesto de la empresa. Una limpieza mal hecha no solo da mala imagen, sino que también puede generar ausentismo laboral por enfermedades, dañar equipos o generar accidentes.

Implementar buenas prácticas de uso de productos de aseo no requiere grandes inversiones, solo conciencia, formación y apoyo de un proveedor que te oriente correctamente.

En Vinares Distribuciones, no solo vendemos insumos. Te ayudamos a usarlos bien.

Ofrecemos un portafolio completo de productos de aseo institucional, pero también te asesoramos para que elijas los que realmente necesitas, con la información clara para que los uses de forma segura y eficiente.

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